Los síntomas de la malaria, en sus primeros estadios, suelen confundirse con una gripe común. Según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), el paciente presenta fiebres intermitentes, escalofríos, vómitos así como dolores de cabeza y musculares, por lo que el contagio por malaria -cuyos síntomas suelen presentarse una semana después de haber sido picado por un mosquito infectado- puede pasar desapercibido, facilitando el desarrollo de la enfermedad durante la estancia en un país o zona de riesgo o al regresar al país de origen.
Realizar un diagnóstico certero de la enfermedad puede evitar la presencia de complicaciones en la evolución de la enfermedad. Los viajeros con cuadro clínicos de fiebre en los tres meses posteriores a la estancia de una zona endémica de malaria, serán considerados como urgencias médicas y sometidos al reconocimiento médico pertinente a su llegada al centro sanitario con el objetivo de descartar el contagio por malaria. No obstante, las muertes por esta enfermedad en países declarados como ‘libres de malaria’ siguen estando presentes como consecuencia de diagnósticos incorrectos de malaria importada. En España, donde la malaria fue erradicada en 1964, la malaria importada provoca medio millar de casos cada año.