El diagnóstico precoz y preciso de la malaria es esencial para la atención eficaz y la vigilancia de la enfermedad. La buena calidad del diagnóstico es importante en todos los entornos, ya que si éstos son erróneos pueden comportar una importante morbilidad y mortalidad.

En la actualidad, el uso de los test rápidos , también conocidos como RDT (“Rapid Diagnostic Tests”), es uno de los métodos de diagnóstico de la malaria más recomendados  gracias a su alto grado de precisión. Sobre todo, en zonas donde el acceso a pruebas de microscopía de buena calidad es limitado. Pero, ¿en qué cosiste el test de diagnóstico rápido de malaria?

¿Para qué sirve el test rápido de malaria?

La malaria es una enfermedad febril provocada por el parásito Plasmodium que se trasmite a través de la picadura de mosquitos hembra infectados del género Anopheles.

A pesar de los notables progresos gracias a los avances científicos e investigaciones médicas, en los últimos años, el mundo no ha avanzado en su lucha contra el paludismo, y la situación en muchos países en los que la prevalencia de la malaria es elevada, ha empeorado.

Según el Informe Mundial sobre el Paludismo de la Organización Mundial de la Salud, en 2019 se detectaron cerca de 230 millones de casos de malaria en el mundo, y más de 400.000 muertes debido a la enfermedad.

El acceso universal a un diagnóstico rápido y fiable es uno de los pilares básicos en los que la Organización Mundial de la Salud asienta las bases para erradicar la malaria.

Las pruebas de diagnóstico rápido de malaria contribuyen a reducir la aparición y propagación de farmacorresistencia, ya que permiten reservar los medicamentos antipalúdicos para aquellos pacientes que sí han contraído la enfermedad. Además, detectan tanto las infecciones sintomáticas, como aquellas que todavía se encuentra en sus fases más iniciales y no presentan síntomas.

¿Cómo funcionan los test de diagnóstico rápido de la malaria?

Las pruebas de diagnóstico rápido de la malaria permiten detectar los parásitos de la enfermedad a través de sus antígenos específicos y que  se pueden encontrar en la sangre del paciente. Generalmente, esta muestra de sangre es recogida mediante una punción en el dedo, e indican un resultado positivo por un cambio de color en una tira o dispositivo en el que se realiza la prueba.

Actualmente, existen en el mercado más de 200 pruebas de sangre de malaria diferentes, aunque su mecanismo de funcionamiento es muy similar, se diferencia principalmente en la capacidad de detección.

Los test de malaria se basan en la detección rápida de antígenos parasitarios específicos o comunes a todas las especies de Plasmodium (P. falciparum, P. vivax, P. ovale y P. malariae), aldolasa del Plasmodium o pLDH (LDH – Lactato Deshigrogenasa – del parásito) en la sangre del paciente.

Cabe destacar que, en los últimos años, se han desarrollado pruebas que permiten la diferenciación de especie. Es decir, discriminan adecuadamente entre una infección por P.falciparum o P. vivax, aunque no de las otras especies.[1]

Ventajas y desventajas de los test rápidos de la malaria

La principal ventaja que ofrecen las pruebas rápidas de malaria es que son fáciles de realizar e interpretar, por lo que requieren de escasa formación. Además,  proporcionan resultados con rapidez, disponibles en un periodo corto de tiempo (aproximadamente, entre 15 y 30 minutos).

Sin embargo, también existen desventajas. En ocasiones, no son capaces de determinar información relevante, tal como la especie de Plasmodium o la densidad del parásito en la sangre, de ahí que solo se recomiende su uso cuando el diagnóstico microscópico no sea posible llevarlo a cabo.

Asimismo, hay que tener en cuenta, que la eficacia de los test rápidos de malaria disminuye en  pacientes en los que la presencia de parásitos en el torrente sanguíneo es muy baja.

[1] https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-diagnostico-tratamiento-malaria-importada-espana-S0213005X14000196

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