Pese a que la malaria es una infección parasitaria que suele contagiarse en áreas o países donde la enfermedad es endémica, el desarrollo de los sistemas de transporte y las rápidas comunicaciones entre continentes pueden provocar el ‘traslado’ de los vectores de contagio de la enfermedad fuera de su hábitat y, por lo tanto, expandir las posibilidades de contraer la malaria en regiones donde la enfermedad está erradicada. Este es el caso de la conocida como ‘malaria de aeropuerto’, una modalidad de contagio que se produce cuando la hembra del mosquito anopheles infectada por el parásito Plasmodium, viaja hasta un país o área libre de malaria en aviones o maletas desde una zona donde la enfermedad continúa vigente.
¿En qué se diferencia la malaria de aeropuerto de la malaria importada?
A diferencia de la malaria importada, en la que el paciente presenta síntomas de malaria en su país de origen tras haber sido infectado en una zona endémica, la malaria de aeropuerto conlleva el contagio por malaria en una zona libre de malaria por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En estos casos, unas condiciones climáticas favorables en el lugar de destino (altas temperaturas, generalmente en verano) permiten la supervivencia del mosquito anopheles que, además de picar e infectar a los trabajadores y pasajeros del aeropuerto, puede desplazarse hasta 15 kilómetros gracias al viento y recorrer distancias más grandes dentro de los equipajes y los vehículos de los viajeros.