La Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó, el pasado mes de febrero, que oficialmente El Salvador está libre de malaria. Esta certificación convierte a El Salvador, en el primer del primer país centroamericano en recibir esta certificación.

Este logro es el fruto de más de 50 años de trabajo del Gobierno y del pueblo salvadoreño en un país de gran densidad poblacional y con unas condiciones geográficas que facilitan la presencia y transmisión de paludismo.

La OMS concede esta certificación a los países que consiguen demostrar que se ha interrumpido la transmisión local de todos los parásitos causantes de la malaria humana (cero casos autóctonos durante tres años consecutivos). Además, se requiere estar en disposición de las medidas necesarias para prevenir el restablecimiento de la transmisión: un sistema de vigilancia y respuesta en pleno funcionamiento (servicios de tratamiento, prevención y epidemiología).

La malaria en El Salvador

La malaria en El Salvador cuenta con años de historia. Pero no fue hasta la década de 1940, cuando se inició la lucha antipalúdica en el país salvadoreño, al ponerse en marcha actividades de control mecánico del mosquito que actúa como vector de la enfermedad.

Con este objetivo, se construyeron los primeros sistemas permanentes para drenar pantanos y, más tarde, se empezaron a fumigar los espacios interiores con diclorodifeniltricloroetano (DDT). 

A mediados de 1950 se puso en marcha una Campaña Nacional Antipalúdica (CNAP) y se estableció la red de trabajadores de salud comunitaria para detectar y tratar la malaria en todo el país.

A finales de 1960, el avance en la lucha antimalárica sufrió un retroceso debido a que los mosquitos empezaron a mostrar resistencia al DDT. Además, la expansión del sector algodonero en el país dio lugar a un aumento más significativo en los casos de malaria.

En el período comprendido entre 1970 y 1980, la migración a los estados algodoneros y la interrupción del uso del DDT, contribuyó a que se produjera una grave crisis de paludismo en el país, hasta llegar a los 96.000 casos de contagios por malaria.

Finalmente, en 1987, El Salvador reorientó satisfactoriamente su programa de lucha antipalúdica lo que permitió detectar y tratar más rápidamente los casos de malaria en el país. Esto, junto al declive del sector algodonero, se tradujo en una reducción rápida de los casos de paludismo hasta 1990.

La reforma sanitaria y el refuerzo de la atención primaria han sido la clave para acabar con la malaria en El Salvador

En 2009, la reforma sanitaria hizo posible que se incrementase notablemente el presupuesto y la cobertura de la atención primaria. Además, se estableció el programa de control de los vectores como principal medida de lucha contra la malaria.

En este sentido, desde el año 2017, El Salvador no ha notificado ningún caso autóctono de la enfermedad hasta la actualidad.

Una financiación estable y una gestión sanitaria bien definida reforzada por el personal médico y de enfermería, epidemiólogos, equipos de gestión y trabajadores de salud comunitaria, ha hecho posible que El Salvador se convierta en el primer país centroamericano libre de malaria.

Referencias:

La OMS certifica la eliminación del paludismo en El Salvador. https://www.who.int/es/news/item/25-02-2021-el-salvador-certified-as-malaria-free-by-who [Consultado el 26/02/2021]

El Salvador consigue vencer definitivamente a la malaria. https://news.un.org/es/story/2021/02/1488712 [Consultado el 04/03/2021]