Una persona está expuesta al contagio de la malaria en casi un centenar de países en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que especifica que la infección es preeminente en zonas endémicas de África, Asia y América; una área de contagio que permite afirmar que casi la mitad de la población mundial se encuentra en situación de riesgo de contraer la enfermedad.
La malaria es una enfermedad infecciosa transmitida por la picadura de la hembra del mosquito anopheles, la cual, al picar, inocula el parásito Plasmodium en el torrente sanguíneo de la persona. De entre las 175 especies conocidas de Plasmodium sólo cinco causan la malaria en humanos (P. falciparum, P. vivax, P. ovale, P. malariae, y P. knowlesi) siendo el Plasmodium falciparum la variedad más peligrosa al provocar nueve de cada diez muertes y ser la única capaz de producir malaria cerebral. La mayor prevalencia del P. falciparum en el África subsahariana hace que este continente sea, precisamente, el más el que más casos de malaria (por cada cien mil viajeros) registra en el mundo: 302 en África occidental; 357 en África central; y 240 en África oriental. Unas cifras que distan mucho de los casos de malaria registrados en el subcontinente indio (1o), Sudamérica (7,3), Centroamérica (1,3) o el sudeste asiático (5.4).
En función del destino, el turista que decide visitar un país o zona endémica de malaria, recibirá -o no- una profilaxis antimalárica diferente. Los profesionales sanitarios de los centros especializados en enfermedades infecciosas (atención al viajero) tienen en cuenta varios parámetros para indicar la quimioprofilaxis de la malaria más adecuada en cada caso; así, además de las características propias del paciente, se evalúan -también- el país de destino, la zona geográfica a visitar, la altitud, la duración de la estancia, la época del viaje (estaciones lluviosas o secas), o el núcleo urbano de residencia temporal del turista. Todos estos datos marcarán el tratamiento -si se llegara a necesitar- recomendado para cada persona.
No obstante, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI) del España recoge cuatro escenarios de riesgo de contagio de malaria y tipo de prevención a tomar, determinados por los siguientes factores: el riesgo de contraer paludismo; las especies de Plasmodium prevalentes en la zona; el nivel y extensión de las resistencias a medicamentos; y el posible riesgo de efectos secundarios graves por el uso de los diferentes medicamentos profilácticos. Es necesario tener en cuenta que se pueden producir co-infecciones de malaria cuando una persona es inoculada con dos tipos distintos de Plasmodium (llegándose a producir la conocida como ‘malaria crónica‘ cuando no se ha tipificado correctamente la variedad de microorganismos presentes en el cuerpo de la persona, obviando la presencia de hipnozoítos, propios del P.vivax y P. ovale).